Los aditivos alimentarios han hecho posible avanzar en la
conservación alimentaria, así como conseguir mejoras en el proceso
de elaboración de los alimentos y crear nuevos productos que de
forma natural no podrían obtenerse. Algunos aditivos son
naturales y otros de síntesis, elaborados en laboratorios.
Más de dos terceras partes de los
productos que consumimos los contienen. En el estado
español se admiten los aditivos aprobados por la Comunidad Europea,
designados con números que comienzan por la letra E (Europa). En
total, están autorizados 345 aditivos, de los cuales tan sólo se
emplea un pequeño porcentaje (125); el resto se usa sólo en casos
muy concretos. Actualmente hay una normativa formulada en el Código
Alimentario Español (CAE) y reflejada en la legislación dispuesta
por el Ministerio de Sanidad y Consumo que regula todo lo referente
a los aditivos.
Aditivos colorantes, naturales y
artificiales Diversos estudios han demostrado que la
aceptación de un producto por parte del consumidor depende en buena
medida de su apariencia y, por tanto, también de su color. Esta es
la principal justificación para el uso de colorantes en
alimentos. Los alimentos que no tienen color propio como golosinas, postres,
snaks y bebidas, entre otros, se colorean artificialmente para
hacerlos más atractivos al consumidor. El color es la primera
sensación que se percibe y la que determina el primer juicio sobre
su calidad. Es también un factor importante dentro del conjunto de
sensaciones que aporta el alimento, y tiende a veces a modificar
subjetivamente otras sensaciones como el sabor y el olor. El color
artificial de los alimentos ayuda en muchos casos a definirlos. La
experiencia ha demostrado que las personas, cuando no vemos el
color, tenemos problemas para identificar los sabores.
Del conjunto de los aditivos alimentarios, el grupo de los
colorantes es, probablemente, el que mayor polémica ha originado
entre los consumidores. Frecuentemente, se les considera aditivos de
dudosa utilidad por cuanto no mejoran la calidad del producto con
respecto a su conservación o calidad nutritiva. En consecuencia, y
para que sean debidamente aceptados, el nivel de riesgo aceptable
para un beneficio pequeño ha de ser forzosamente muy bajo.
Algunos de ellos son naturales, como los colorantes
vegetales propios de ciertas frutas y verduras (E160, beta-caroteno,
natural, confiere a frutas y verduras tonos entre amarillos,
anaranjados y rojizos y se usa en mantequillas, margarinas y otros
alimentos). Alergia a aditivos
colorantes Uno de los productos más consumidos por el
público infantil y que está cargado de aditivos son las gominolas.
Los colorantes dan color a las materias primas, azúcar y jarabe de
glucosa, ambos incoloros. La mayoría de los colorantes
utilizados en la elaboración de tan dulce productos son los
colorantes artificiales y su uso está autorizado. Mezclando los
citados se obtiene toda la gama de colores presente en estas
gominolas y otros productos artificiales tipo snacks, bebidas, etc.
Los colorantes empleados con mayor frecuencia son tartracina
(E-102), amarillo de quinoleína (E-104), amarillo anaranjado
(E-110), azorrubina (E-122), rojo cochinilla A (E-124), rojo Allura
(E-129) y azul patente (E-131). Entre los colorantes de
síntesis o artificiales, se incluyen los azoicos o azocolorantes,
que se han relacionado con reacciones alérgicas, sobre todo en
niños, por consumo excesivo de golosinas coloreadas (tartracina,
amarillo anaranjado S, azorrubina, rojo cochinilla y rojo Allura
AC). La tartracina (E-102), por ejemplo, puede producir
reacciones adversas (alergias no graves y manifestaciones cutáneas o
respiratorias) en personas asmáticas y en el 10% de las personas
alérgicas a la aspirina. El consumidor, únicamente puede
comprobar el tipo de aditivo que lleva el producto si está embosado
y aparece indicado en la etiqueta (no siempre el etiquetado es
correcto); lo que no ocurre cuando se compran este tipo de productos
a granel. No obstante, la frecuencia de las alergias a ciertos alimentos
como la leche, los huevos, el pescado, el marisco y la intolerancia
al gluten o a la lactosa es sorprendentemente alta; y llega a
afectar a uno de cada cincuenta individuos; en tanto que que la
alergia a los aditivos, ha quedado demostrado, es mucho menos
frecuente. Uno estudios del Reino Unido mostró que, de una población de 18.000
individuos, tres presentaron una intolerancia a ciertos aditivos
alimentarios, cifra que coincide con un cálculo anterior realizado
por expertos de la Comisión Europea.
COMENTARIO DE LECTORES
(Lunes|29|Junio|2009|24:43:45)=Magnifico artículo, me gustaría saber el nombre del autor de este, así como su fecha de publicación. Ya que voy a tomar este texto como apoyo para un trabajo de mi escuela. Pero tengo que sacar el criterio de confiabilidad y me piden esos datos. La entrega del trabajo es para mañana, agradecería una pronta respuesta. Por su ayuda, gracias
Marlon
email del comentarista=glam_190@hotmail.com